El Hierro

Una de las personas a las que admiro es un político, atípico, pero político… bueno, ahora ya ex politico porque ahora se ha retirado de esta actividad. Es polifacético: cantautor, escritor, y la faceta que más le dio a conocer es la de presentador de un programa de TVE que se llamaba “Un pais en la mochila”. Estoy hablando de Jose Antonio Labordeta.
En ése programa se dedicaba a recorrer toda España, por todos sus pueblos, aldeas y recovecos, y nos enseñaba lo más típico del país. Evidentemente una persona así tiene que conocer a fondo todos los sitios de España.
Pues bien, otro dia en un programa, le preguntaron que en cual de todos los sitios en los que habia estado se quedaría. Lo pusieron en un compromiso, la verdad, porque él intentó por todos los medios “escaquearse” sin decantarse por ninguno, pero ante la insistencia del presentador no tuvo más remedio que citar uno, y este fue…. La ISLA DE HIERRO.
Bueno…. De esto hace varios años, pero yo lo almacené en mi disco duro mental, y después de darle la tabarra durante todo este tiempo a cualquiera que me escuche sobre la isla….. ya estoy en ella!!!!!!
Me ha costado mucho llegar, porque esto no está al final de la linea 3 del Metro. Hay que venir desde Tenerife en avión (horror!!!!!!!!!) o en barco (que mareo!!!!!!!!), pero aún así vale la pena. Esta isla es aluciante. Tiene absolutamente de todo. Es un resumen de todas las Islas Canarias: tiene terreno volcánico, como Lanzarote y La Palma, tiene árboles con laurisilva, como La Gomera, tiene roques en el mar, es de una soledad y una belleza extrema. Me he enamorado del HIERRO. Hoy por hoy, y a falta de ver Lanzarote y Gran Canaria, es la que mas me gusta. Que pena que solo he venido por tres días.
Estoy en un hotel que es un balneario, sobre un acantilado y abajo el mar. Es el escenario perfecto de una novela de Agatha Christie en el que se comete un asesinato y los huéspedes son los sospechosos. Es más, esto no parece una isla canaria, parece un paisaje de un acantilado inglés o escocés. Tal como si fuera el escenario de una de sus novelas. Aquí también hay los típicos clientes: la soltera de cincuenta años que va acompañada de su libro a todas partes; el matrimonio septuagenario al que su hijo cincuentón también les ha pagado el viaje (y que es observado atentamente por la soltera); tengo una pareja que me tiene un poco “mosca”.. no se si son madre e hijo, o pareja de jovencito con madura…. Bueno, de todo un poco.
Y yo, que sigo con esa manía mía de fijarme e inventarme historias de la gente que tengo a mi alrededor.